Nuestro Hogar analizó su funcionamiento y los cambios realizados durante la pandemia

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El menor flujo de personas, la suspensión del voluntariado y el uso obligatorio de los implementos para combatir el covid-19 fueron algunos de los cambios realizados.

Desde el comienzo de la pandemia por Coronavirus y su posterior llegada a Chile el 3 de marzo de 2020, la Corporación Nuestro Hogar de Concepción debió instaurar ciertas modificaciones para que esta continuara cumpliendo sus funciones a pesar de la emergencia sanitaria.

Sonia Guzmán, socia fundadora desde 1999 y actual administradora de la Corporación, comenta que “con la pandemia tuvimos que cambiar algunos protocolos que teníamos, porque nosotros tratamos de funcionar como una casa común y corriente, para que las mamás se sientan acogidas de verdad y que no sea un cambio muy brusco, aparte de venir con su hijo paciente del oncológico infantil”.

En ese contexto, la administradora enfatiza en que debieron modificar ciertos aspectos en la Corporación, como la manipulación de algunos elementos, el control en la entrada, como también el sistema habitacional con respecto a los dormitorios para mantener la distancia. En la misma línea, señala que “debido a la misma pandemia, también bajó el flujo de personas que venían a hospedar a la ‘casita’. Creo que la crisis sanitaria les impidió que vinieran para acá confiadamente y que pudieran utilizar este espacio, con la finalidad de no contagiarse y no poner en riesgo a sus hijos e hijas, además, muchas de ellas preferían viajar todos los días para primar el bienestar de los niños».

Otro de los aspectos que se modificó tras la llegada de la pandemia fue la cantidad de cupos disponibles para recibir a las madres y a sus hijos, para cumplir con los aforos establecidos en un principio por el Ministerio de Salud y el Gobierno de Chile. Sonia cuenta que “normalmente nosotros tenemos capacidad para 14 personas en total, el paciente y un acompañante, pero en la mayoría de los casos solo se queda el acompañante, porque el niño permanece en el hospital debido a su tratamiento. Cuando les dan de alta se van a sus casas, por lo que tampoco dejamos a nadie afuera durante este periodo”.

Sin embargo, considera que “no fue tan complicado porque como bajó el flujo, eso también nos permitió a nosotros poder hacer las cosas con mayor facilidad”. Además, señala que “hasta el día de hoy, ningún niño ni su mamá se ha contagiado, lo que significa que la corporación ha tenido un buen manejo de la pandemia”.

Al ser consultada con respecto a su percepción sobre este acontecer, Sonia reflexiona comentando que para ella fue una nueva y rica experiencia, ya que debió tomar la responsabilidad de hacerse cargo de la fundación.

La Corporación Nuestro Hogar organiza sus funciones en base a la ayuda de personas voluntarias que realizan el acompañamiento durante las tardes y noches. Sin embargo, desde la llegada de la pandemia, la “casita” debió suspender sus labores, debido a que las personas que forman parte de este voluntariado son externas a la fundación, lo que significa que ellas deben trasladarse desde sus casas hasta el hogar, y, en consecuencia, pueden producir un brote de contagios por coronavirus.

Sonia cuenta que desde un principio la Corporación debió decidir entre cerrar las puertas o continuar funcionando para ayudar a estas familias, a pesar de los riesgos que trae consigo la pandemia. Finalmente, fue ella quien determinó quedarse a cargo e irse a vivir al hogar para que este pudiera seguir cumpliendo sus labores. “Yo estuve dos años y dos meses aquí, lo cual permitió que aquí no se produjera ningún contagio”, señala.

¿Cómo funciona actualmente la Corporación Nuestro Hogar?

Después de dos años y dos meses el flujo normal de personas que se hospedan en el hogar, la llegada de voluntarios y los cupos disponibles volvieron a ser los mismos que antes del comienzo de la pandemia. Sonia recuerda que “al comienzo de la emergencia sanitaria, dentro del hogar se encontraban 10 mamás, además se suspendieron las visitas a los niños, por lo tanto, las mamás estaban prácticamente todo el día aquí. Se comunicaban por teléfono con sus hijos y no se atrevían a ir a sus casas para no poner en riesgo a sus familias y también porque la enfermedad de los niños y niñas es compleja”.

En relación con los protocolos instaurados, la administradora cuenta que el uso de la mascarilla y la aplicación de alcohol gel son medidas que hasta el día de hoy siguen vigentes dentro del hogar. A la vez, en un comienzo el distanciamiento físico fue primordial, por lo que priorizaron no compartir los espacios comunes.

Entre los aprendizajes adquiridos por la corporación a partir de los principales cambios e impactos que experimentaron, Sonia señala que el hecho de convivir con un virus generó que todos y todas aprendieran a cuidarse de manera correcta y ser más conscientes con respecto a la higiene para cuidarse y evitar los contagios, además de instaurar ciertos hábitos que se mantienen hasta la actualidad.  

Por Carolina Herrera Peña

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