Alejandra Verdugo Pulgar (34) está terminando la carrera de Construcción Civil y es mamá de Juan Pedro (10). Ellos llegaron de Los Ángeles a Concepción, el 6 de agosto de 2012, y estuvieron alojando en un departamento. 

Aunque a los días, mientras iban al Hospital Guillermo Grant Benavente, ella conoció a otras mamitas que le comentaron sobre Nuestro Hogar. Meses antes, Juan Pedro fue llevado al Consultorio porque había dejado de caminar y se arrastraba. “El doctor me decía que era un esguince por el desarrollo y no le encontraban nada más”. Pero los dolores fueron aumentando y Juan Pedro casi no quería moverse, el dolor ahora continuaba en las caderas, tobillos y estómago. “Para ese entonces, decidimos ver a otro doctor y él solicitó un hemograma donde salió que tenía leucemia, ahí lo derivaron e internaron”, comenta Alejandra.

Pero en 2013 cuando llegaron a Nuestro Hogar la situación mejorando. “Yo en el departamento estaba sola y en la “casita” eso fue diferente. Mi otro hijo y el papá venían, pero las quimioterapias empezaron a ser más largas y al cambiarnos me sentí en mi casa y acompañada”, señala Alejandra.

Los años han ido pasando y Alejandra cuenta que verlo ahora es como si nada hubiera pasado. “En ese momento pensé que cáncer era muerte y ver cómo fallecían otros niños no daba muchas posibilidades. Pero luego el Hospital se transforma en otro hogar y surgen lazos que ves con los años”. Para Alejandra la “casita” ha cumplido un rol fundamental.

“En el hogar encuentras contención y apoyo, es una familia. La tía Sonia que está siempre ahí, es una mamá más para todos, es muy sabia y nos ayuda mucho a todos”. A lo que añade, “saber que uno, que es de afuera, tiene un lugar donde llegar, que se preocupan de todo y te entregan cada vez más facilidades y comodidad. No sientes más el miedo de salir de tu casa”, cuenta Alejandra. Actualmente Juan Pedro está en remisión, pero continúan con los controles en Concepción, “A él le encanta llegar al hogar, cuando estamos acá él llora porque no se quiere ir y me dice ‘mamá andate tú yo me quedo’”, comenta.

“El hogar es todo, si no existiera el hogar estaríamos solos. Tengo un lugar que me contiene, un escape, es una terapia. Aparte, ahí tú te das cuenta que no eres la única que está pasando por algo y formas lazos con diferentes mamás. Llevamos siete años y he visto

que es un beneficio para tantas personas, ¿qué sería de todos nosotros si no estuviera el hogar?”, finaliza Alejandra.